Miles de devotos católicos guatemaltecos se apoderaron de las calles de Antigua y Ciudad de Guatemala para conmemorar la Semana Santa con majestuosas procesiones en las que llevan en andas las imágenes de Jesucristo en la cruz, simulando su camino al Calvario.
Las más grandes y concurridas procesiones de Semana Santa son las que recorren las calles de Ciudad de Guatemala y de Antigua.
Ataviados con vistosos trajes morados, los cucuruchos, como se denominan los devotos que participan en las procesiones por las caperuzas que usan, acompañados de sus familias, en muchos casos hasta con hijos pequeños en brazos, año con año cargan las gigantescas y pesadas andas que muchos meses antes son elaboradas por las hermandades de las diferentes parroquias del país.
“Cargar al Nazareno de la Candelaria es una experiencia inexplicable. Don Pablo Morazán, comenta que desde niño su abuelo y mi papá lo traían a ver las procesiones, y por eso me hice cucurucho. Es una acto de fe, de pasión y de entrega”
Este hombre, de 48 años, carga en la mañana del Jueves Santo la procesión del Nazareno de la Candelaria, en la capital guatemalteca, y en la tarde lleva a hombros al Nazareno del Perdón, de la iglesia de San Francisco El Grande, en la colonial ciudad de Antigua.
Los vistosos trajes que visten los cucuruchos, según el historiador guatemalteco Celso Lara, forman parte de las costumbres y tradiciones traídas por los españoles colonizadores siglos atrás.
“Estos atuendos son similares a los que utilizaban los peregrinos europeos en el siglo IX, cuando recorrían los lugares sagrados en Europa y Medio Oriente. Son una herencia directa de los trajes usados por los devotos en las peregrinaciones a Santiago de Compostela”, explicó Lara.
Se trata de largas túnicas, moradas para los días previos, y negras para el Viernes Santo, que se complementan con esclavinas blancas, cinturones que ciñen las túnicas y que representan la autoflagelación, y un capirote para cubrirse del sol y la lluvia.
Cada una de las imágenes de los Nazarenos sacados en procesión tiene su propia historia, y la mayoría son considerados milagrosos por los feligreses.
El Nazareno de Candelaria, por ejemplo, es sacado en procesión desde 1677, tiene en su rostro una expresión de dolor y angustia, y su creación se le atribuye al escultor español Mateo de Zúñiga, en el siglo XVII.
Debido a los múltiples milagros que se le atribuyen a este Nazareno, la imagen fue consagrada por el Arzobispo de Guatemala, Julián Rivero, en 1917, y diez años después el papa Pío XI declaró universal la procesión del Jueves Santo.
Aunque las más grandes y concurridas procesiones de Semana Santa son las que recorren la calles de Ciudad de Guatemala y de Antigua, esta tradición de más de cuatro siglos es celebrada en todas las ciudades, pueblos y aldeas del país, en donde más del 70 por ciento de sus 13 millones de habitantes profesan la religión católico.
Redacción: Brenda Elizabeth Ramírez Salazar.
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